Una vez, asistí a una clase magistral en finanzas donde el coach les dio a los participantes un experimento. Nos dividieron en dos grupos: "dinero" y "personas". El objetivo era que un grupo de "personas" recauda la mayor cantidad de "dinero" posible diciéndoles algo que los hiciera quedarse: planes de uso, gastos, etc. Si al dinero le gustaba la opción propuesta, se quedaban. El ganador se determinó como el que pudo recaudar la mayor cantidad de dinero con la menor cantidad de dinero.
¡Aquí se manifiestan claramente diferentes guiones de la vida! Algunas personas exigieron y amenazaron, otras humillaron y suplicaron, y algunas ignoraron con la esperanza de llamar la atención. Gastaban su dinero en vacaciones o en hacer su negocio crecer, en unas compras diarias o en cosas de lujo. No había una solución única correcta para todos, cada uno tenía su propia estrategia.
Fue muy interesante estar en el papel de "dinero", mirando a la gente, imaginando cómo te gastarían y pensando: "¡Su idea es genial, quiero quedarme con esta persona!" O viceversa: "No me gusta, es agresivo y desagradable, no me quedaré con él".
Más tarde, cuando el coach hizo el análisis y los participantes dieron sus opiniones, hablaron así: "Se ve tan miserable. No queremos vivir en su bolsillo". Vale la pena recordar que las personas que estaban en papel de "dinero" simplemente expresaban sus emociones y compartían sus suposiciones, nada más. Sin embargo, dieron en el clavo de los guiones de vida de cada participante. Entonces, antes de comenzar a hablar sobre guiones, harémos el ejercicio siguiente.
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